El micromentario de Pepe Belmonte: 'López Miras ha quedado retratado'

El comportamiento y la actitud, tan cicatera y mezquina, del gobierno de la Región de Murcia durante los últimos días, a propósito de dos asuntos relacionados con nuestro patrimonio y nuestra cultura, es para nota. Para hacérselo mirar.

Y en las redes sociales bien que se lo han recordado con duros y contundentes comentarios contra el ejecutivo murciano, que, esta vez, no va a poder echarle la culpa, como es habitual, al presidente Sánchez.

No hace mucho, el ayuntamiento madrileño de Alpedrete, en donde manda el Partido Popular con el apoyo de la ultraderecha, decidía borrar del callejero el nombre del actor aguileño Paco Rabal, quizá por su ideología progresista y su pasado como militante del partido comunista.

La reacción del gobierno de la Región de Murcia ha sido, si no nula, sí demasiado tibia, cuando desde las redes sociales -y desde el sentido común- se le ha exigido, que hubiera sido mucho más claro y contundente a la hora de defender al que es, lo quieran o no, un patrimonio de la Comunidad, el actor más importante y representativo en la Historia de la nuestra Región.

Arturo Pérez-Reverte lo ha explicado muy bien, como sólo él sabe hacerlo, en un tuit en el que dice: “A Paco Rabal, a mi querido Juncal, PP y Vox le han quitado su plaza en Alpedrete. Si algún día me voy a vivir allí, confío en acordarme de no votar nunca a esos idiotas”.

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Y con la profesora de Derecho de la Universidad de Murcia, Teresa Vicente, que acaba de recibir el prestigioso Premio Ambiental Goldman, que es el equivalente al Premio Nobel, por su activismo en defensa de la Naturaleza y del Mar Menor, ha sucedido otro tanto. Ni una mala palabra para felicitarla, ni un mal gesto para recibirla de inmediato y darle las gracias por su combatividad y su empeño en salvar de la extinción esa joya del Mar Menor.

López Miras y todo su gobierno ha quedado muy bien retratado por su escasa sensibilidad. No es, ni mucho menos, como dice públicamente tan a menudo, un defensor de nuestra tierra, sino un vasallo de los dictámenes y de las conveniencias de sus jefes de Madrid. Antepone, sin rubor alguno, las órdenes de su partido al bienestar, a los intereses y al orgullo de los murcianos.