De la radio al cine: mujeres obligadas a casarse con alguien a quien no eligieron

Madrid

Con 15 años María tenía un futuro escrito por sus padres. Un futuro que implicaba dejar de estudiar en Barcelona y viajar a Bangladesh para casarse con un hombre a quien ella ni siquiera conocía. María se rebeló, denunció a su familia y escapó junto a sus hermanas a vivir a un centro de menores. “Tenía pánico de encontrarme a mis padres después de declarar contra ellos”, recuerda la joven, 10 años después, en una entrevista junto a Javier del Pino y Bru Rovira en A vivir que son dos días.

María, junto a Amy, Luna y Aya, es la protagonista del documental No, no quiero, un filme dirigido por Belén Santos y producido por Vértigo Films que retrata la vida de cuatro mujeres que se vieron forzadas por sus familias para casarse con alguien a quien ellas no habían elegido. La película se presenta este fin de semana en la Semana Internacional del Cine de Valladolid (Seminci), pero para conocer cómo se ha llegado hasta aquí hace falta remontarse a marzo de 2022, cuando en la sección Carreteras Secundarias de A vivir que son dos días emitimos un reportaje contando la experiencia de tres mujeres que se habían enfrentado a sus familias contra la decisión de casarse con quien ellas no querían.

No, no quiero

"Cuando la directora general de Vertigo Films, Maribel Muñoz, contactó conmigo para proponerme este trabajo me conmovieron los testimonios que había escuchado en la radio, vi que había una historia cinematográfica con mucho potencial", explica la directora Belén Santos. Las protagonistas de No, no quiero son un ejemplo de que hoy siguen existiendo este tipo de prácticas de esclavitud contemporánea, tipificadas como delito en el Código Penal. No obstante, no siempre se presta la suficiente atención para combatir estas prácticas y este documental trata de poner el foco en este delicado asunto, explican desde la productora.

En Girona, la Asociación Valentes i Acompanyades trabaja desde el año 2015 precisamente para evitar este tipo de casos y ayudar a salir adelante a aquellas mujeres que ya están en un matrimonio forzado. Se trata de un tema cultural muy complejo, que se produce en la intimidad del hogar y en el que que las jóvenes deben enfrentarse solas a los dos mundos en los que viven: el de la familia y su tradición, por un lado, y la cultura occidental en la que han crecido, por otro. "Yo puedo entender el argumento de mi madre dentro de su realidad, y aunque ella no entienda el mío, nos aceptamos desde la distancia", reconoce María. "Cuando vives una situación traumática en tu infancia, y tratas de ser la mejor versión de ti misma cada día el resultado va llegando en el momento adecuado. Diez años más tarde estoy viendo los frutos de ese trabajo".