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Cazadores de meteoritos: un mercado multimillonario al margen de la ciencia

El químico José Lanza viaja y recolecta meteoritos alrededor del mundo. Algunos se venden por miles de euros, porque en España "la piedra es de quien la encuentra"

Cazadores de meteoritos

Cazadores de meteoritos

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Madrid

Sesenta años después de su descubrimiento, el Tesoro de Villena ha regresado a los medios esta semana. El conjunto de orfebrería de la Edad de Bronce que fue encontrado en Alicante lleva décadas siendo objeto de un misterio científico sin resolver: su composición no encaja con la información que tenemos de los yacimientos cercanos. Tras una larga investigación, un equipo formado por expertos del Museo Arqueológico Nacional, el Instituto de Historia del CSIC y Arabia Saudí han confirmado que el tesoro trimilenario se elaboró con hierro de más allá de la Tierra. Es decir, con restos de un meteorito.

Vivir de comerciar con piedras parece un oficio de otra época, pero todavía hoy existe un mercado multimillonario de los meteoritos. Un día cualquiera, el químico español José Lanza puede recibir una alerta de Google que le informa de la posible caída de una piedra en el Sáhara. Reserva un vuelo, aterriza, se sube a un quad y recorre el desierto durante varias jornadas en busca de una piedra negra que contraste sobre la arena pálida del desierto. La dificultad, pero también el encanto de esta trepidante actividad, es que es arbitraria: no existe un lugar del globo donde sea más probable que un meteorito sobreviva a la entrada en la atmósfera y caiga al suelo. "Lo que sí existen", apunta Lanza, "son lugares donde es más fácil encontrarlos, como los desiertos de África o los desiertos helados de la Antártida".

En España, las piedras caídas del cielo tienen la consideración de res nullius, un término jurídico que designa algo que carece de dueño. Es decir, quien encuentra un meteorito en territorio nacional puede considerarlo suyo. Por este motivo, y cuando la piedra en cuestión tiene un alto valor científico (y económico), a veces es necesaria la intervención de un juez que dictamine su propiedad. Dos de los casos más sonados en nuestro país han sido los de Reliegos (León) y Colomera (Granada), en los que el Estado ha recuperado y perdido, respectivamente, dos de las piezas caídas del cielo más relevantes de la península ibérica. Algunas se venden por miles de euros el gramo, dependiendo de su historia, su aspecto y su nivel de conservación.

De los setenta mil meteoritos catalogados en todo el mundo, muchos ayudan a revelar los orígenes de nuestro sistema planetario. Por ese motivo, es deseable que los coleccionistas colaboren con la investigación científica. "Una vez analizado y certificado el meteorito, los laboratorios siempre conservamos un fragmento mínimo de veinte gramos a disposición de la ciencia internacional, lo que sería la muestra jurídica de la certificación", explica. El resto descansará en la vitrina de algún particular.

Isabel Bolaños

Isabel Bolaños

Es productora y guionista de ‘A vivir que son dos días’ desde 2016. Se graduó en Periodismo y Comunicación...

 
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