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'Un hombre soltero', una novela inteligente y lúcida con un protagonista extraordinario

Christopher Isherwood firma esta obra sobre la soledad, el duelo y el paso del tiempo

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Christopher Isherwood nació en Inglaterra en 1904 y murió en EEUU en 1986. Abandonó Gran Bretaña en 1929 para instalarse en Berlín, donde fue testigo de la llegada del partido Nazi al poder. En 1933 dejó Alemania y más tarde recorrió China en compañía de W.H. Auden, con quien emigró en 1939 a Estados Unidos. Es el autor de 'Adiós a Berlín' (que llevó al cine Bob Fosse con el título de 'Cabaret'), 'El señor Norris cambia de tren' y 'La violeta del Prater'. 'Un hombre soltero' se publicó en 1964. Es la mejor novela de Christopher Isherwood, una obra profunda, hermosa, llena de inteligencia, de sensibilidad, de matices, de aristas, y llena de humor.

Escribe Ignacio Garmendia en Diario de Sevilla que el propio Isherwood consideraba a 'Un hombre soltero' su novela más lograda. Su protagonista afronta la soledad, los estragos del tiempo y el obligado silencio sobre su condición homosexual mientras observa con horror –y describe con afilada ironía– el feísmo consustancial a los celebrados logros de la "utopía americana". En lo que tiene de sátira de costumbres, la novela funciona como un impecable análisis sobre los prejuicios puritanos y el declive asociado a la abundancia. Pero es en su dibujo del hombre solo, enfrentado a un futuro menguante o terminal, donde Isherwood se eleva sobre los detalles de la trama para ofrecer un retrato sobrio, honesto, nada complaciente, que combina los trazos amargos pero conmovedores y un cierto regusto existencialista.

Señala “Anika entre libros” que en 'Un hombre soltero', Christopher Isherwood logra la creación de una voz narrativa ácida e insolente, pero ese cinismo que impregna la visión y los comentarios del narrador no es omnipresente en la novela, sino que el diálogo con personajes secundarios va descubriendo en George unos sentimientos que ni él mismo parece aceptar: la necesidad de amar y de compartir la vida, el deseo, la búsqueda de un paliativo para una soledad no deseada. Isherwood alcanzó en "Un hombre soltero" un hito en su carrera narrativa: el análisis moral de los personajes aparentemente más sencillos y vacíos de la sociedad. El autor toma las técnicas de los mejores escritores ingleses de su generación para adentrarse en las profundidades de un mundo complejo y delicado: el de los sentimientos humanos.

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En el blog Un libro al día se indica que Isherwood no se limita a abordar la homosexualidad en sus escritos, porque sus intereses la trascienden. Más allá de la anécdota se nos muestra a una persona en una etapa crucial de su vida, haciendo uso de su experiencia, dejándose llevar por sus debilidades, intentando superar sus traumas, sin demasiada consideración hacia sí mismo pero con la sabiduría justa para decidir su destino más cercano. No obstante, esa faceta autobiográfica otorga al protagonista una evidente autenticidad. Lo que se plantea son cuestiones comunes, pero nada sucede en abstracto, se producen desafíos, y el reto consiste en acceder a las demandas de amistad y en enfrentarse a un alumnado adulto que analiza con lupa cada gesto. Y todo transcurre en poco menos de veinticuatro horas.

Cuenta Óscar Esquivias, que Isherwood redacta 'Un hombre soltero' con sesenta años y cuenta la historia de un maduro profesor universitario que no acaba de acostumbrarse a la ausencia de Jim, su novio, muerto hace poco en un accidente de circulación. Pero no se trata, sin embargo, de una historia sombría o tristona, todo lo contrario: la inteligencia y la lucidez de George iluminan todos sus actos, a pesar de que él se siente un inquilino en su propio cuerpo y tiene la impresión de que se mueve sólo por inercia. Él no lo sabe, pero hay algo poderoso y secreto que le guía: el destino. El lector pronto empieza a sospechar que algo importante está sucediendo bajo la apariencia de la cotidianeidad, que no está leyendo un simple relato costumbrista sino que asiste a algo profundamente simbólico. Isherwood nos da al final la clave que justifica todas las anécdotas que se han ido hilando a lo largo del relato y las ilumina con una nueva perspectiva.

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